Un lugar llamado “Polvos Azules”
Zapatillas con destapadores y polos electrónicos. Minifaldas y pantalones
pitillos. Perfumes finos y maquillaje en barra. Vídeos del recuerdo y últimos
estrenos. Menú de cinco soles hasta platos a la carta. En efectivo o a crédito.
Todo lo “fashion”, lo firme y lo bamba, se encuentra aquí y lo podrá comprobar
si se da una vuelta por el Centro de Lima.
Si bien hace 31 años era solo una feria caótica y peligrosa, hoy se ha
convertido en un gran emporio comercial, donde comprar barato o caro, ya es
cosa de cada bolsillo. Y es que son 2070 puestos los que garantizan que todo es
más barato y mejor que en otro lugar. En este gigante espacio de 16 mil metros
cuadrados se alberga el olor popular que caracteriza el recorrido del limeño
deseoso de comprar.
Polvos Azules resume nuestra Lima de chicha y reggaetón, de mondonguito a la
italiana con Dolce & Gabbana, películas desde tres soles y vídeo juegos de
última generación.
Pero este sueño de logro tiene su historia y lo reflejan cada uno de sus grandes
comerciantes. Así como es el caso del “coquetón y risueño” vendedor de ropa,
Don Sebastián Ccorimanya, que desde hace 27 años comenzó su trayectoria de
ventas en las calles de Jirón de la Unión, cuando aún el Centro de Lima era una
maraña de ambulantes en las avenidas principales. Es que esa anarquía comercial
reinaba rompiéndoles la cabeza a las autoridades que no sabían cómo diablos
deshacerse de ese problema.
Es así como dentro de la oscuridad nace una luz a de esperanza, y Don
Sebastián junto con 2000 ambulantes apostaron al ser reubicados en el Pasaje
Santa, la que es ahora la Alameda Chabuca Granda, allá por el año 1981.
Sorteando los pabellones y reconstruyendo su sueño con esfuerzo y dedicación,
se abrió paso al que ahora no quedan ni huellas de lo que alguna vez comenzó
siendo Polvos Azules.
No pasó mucho tiempo para que Polvos Azules en un éxito, con todo lo que un
cliente espera encontrar, con contrabando incluido y precio a ganga y objetos
más elevados para los pitucones. El pasaje Santa se convirtió en el hueco
popular más conocido.
Pero la dicha de lo informal no duró mucho tiempo, ya que en el año nuevo
de 1993, este monstruo inmenso se redujo a escombros causados por un foras incendio causado por un corte circuito. El esfuerzo de toda una vida se veía
reflejada en las llamas del que pensaron nunca más recuperarse.
Pero “Dios no olvida” dice Don Sebastián y los pocos que pudieron
levantarse y tomar la decisión de salir adelante, teniendo la idea de adquirir
un local propio, la cual no era una idea descabellada aunque esto les costara 5
millones de dólares. De esta manera ya no serían más los informales correteados
por la policía, Y es así como en 1997 se mudaron a orillas de la Vía Expresa,
como dando la bienvenida al Centro de Lima, así comenzaba la nuera era de
Polvos Azules.
“Te queda bonito, llévalo amiguita. Es garantía caserita, otros lo venden a
más precio”. Son tan solo algunos de los “floros” que utilizan estos astutos
comerciantes para que sus ventas sean productivas y rayen la mercadería que se
trajo hoy, porque mañana se descargará más.
El cliente pide lo que quiere y lo tiene al precio que quiere, pero tampoco
se debe pecar de ingenuo, no se debe de apostar al ver una billetera Rip Curl,
una cartera Gucci o unas zapatillas Nike a solo 100 soles, porque se llevará la
sorpresa de su vida.
Polvos Azules figura en una de las vías más importantes de turismo mundial,
obligando a los vendedores a recursearse con un inglés más picado pero efectivo
para negociar, porque si no se perderá un cliente. Cosa que está prohibido
permitirse.
Y si se está agotado por las compras y las tripas empiezan a crujir, a
falta de hamburguesas, está un rico frejol con seco a la huachana. Y si se
quiere pizza y no hay, nada mejor que una trucha frita con un vaso heladito de
chicha morada. Es que son solo 150 platos por los 13 puestos de comida en los
cuales se podrá escoger. Una elección con sabor a complicado pero que al final su
paladar quedará más que satisfecho.
Pero es en el laberinto del olor a nuevecito con la garantía ofrecida a la
caserita, donde se concentra la multitud. Aquí se encuentran todas la tendencias
de moda; urbana para las jovencitas, vanguardistas para aquellos con
personalidad, sexy y casual para las atrevidas.
¿Quién dijo que irse de “shopping” a Polvos Azules no era glamoroso?, ¿quién
dijo que no era glamoroso? Quien lo dice que tire la primera piedra.
Luego de 27 años, Polvos Azules con esa personalidad pujante, colorida, migrante
y pirata, sigue creciendo y haciéndose cada vez más popular, y quizá algún día no
muy lejano, una ex reina de belleza como Carolina Cruz o una actriz internacional
como Angelina Jolie se atreva a decir ante cámaras: “Polvos Azules, todo bueno,
todo barato”.